La dinámica de los 4 elementos en las relaciones

 In Relaciones

Aunque normalmente se recurre al análisis de los elementos para comprender la dinámica que se activa en las relaciones amorosas, lamentablemente aún no se aprovecha como debiera dicha información. Sin duda, la división de los doce signos en los cuatro elementos fuego, tierra, aire y agua es una buena herramienta para explicarse la interacción que se produce entre dos personas, y además con el enfoque que la astrología psicológica propone, permite entender los eventuales conflictos de una forma nueva pero más profunda y mejor ajustada al objetivo final que es ganar mutua comprensión.

En este sentido, hay dos grandes errores en los que se incurre y que es necesario aclarar. El primero, es que se toma como base el elemento del signo de nacimiento, vale decir, si la persona nació el 5 de mayo, su signo es Tauro, e inmediatamente se lo considera un exponente del elemento tierra. Primer error, porque lo que se debe hacer es verificar la cantidad de planetas que caen en los otros tres elementos y ver cuál elemento es el que se destaca por sobre los demás. Me explico. Si la persona nació un 5 de mayo su Sol está en Tauro y pertenece al elemento tierra, perfecto, eso está bien. Pero en qué signos y elementos están los demás planetas (La Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y Quirón). Muchas veces nos encontrarnos que, aunque la persona es Tauro (elemento tierra) tiene 5 planetas en aire, 3 en fuego, sólo 2 en tierra y 1 en agua. Lo que significa que hay una concentración de energías en aire y no en tierra, por lo tanto, en términos generales, es más probable que la persona proceda más como lo hace el elemento aire, por mucho que su signo solar sea del elemento tierra. Eso para empezar! Esta breve explicación, es una pincelada de lo que es un estudio de sinastría (la comparación de cartas astrales de una pareja). Pero volvamos a la explicación…

El segundo error, se da al examinar los cuatro elementos como entes separados en vez de entenderlos como polaridades perpetuamente antagónicas. Suena complejo, lo sé, pero no lo es tanto. Vamos por parte. Todos estamos familiarizados con las polaridades de nuestro diario vivir: bueno-malo, simpático-pesado, bonito-feo, etc. Bueno, en psicología, Jung estableció cuatro funciones psíquicas propias del comportamiento humano que no sólo son comparables con los cuatro elementos sino que, en realidad, son distintos términos para expresar una misma idea sobre algunas tendencias inconscientes del comportamiento humano. Así, descubrimos que ciertas facultades psíquicas son naturalmente opuestas e incompatibles con otras, y al utilizar los elementos, también debemos tener presente esto para comprender en profundidad por qué hay dinámicas que se repiten en las relaciones y por qué provocan siempre los mismos problemas.

Vamos al punto. Para la astrología psicológica los cuatro elementos se dividen en dos grupos de opuestos que se atraen y rechazan permanentemente porque corresponden a energías naturales opuestas como frío-calor, luz-oscuridad, arriba-abajo, etc., es decir, donde hay uno necesariamente debe estar el otro, pero aplicando esta idea a la naturaleza humana y su comportamiento.

Pero, de qué sirve entender todo esto y cómo aprovecharlo en mis relaciones afectivas? A través del siguiente esquema se detalla esta dinámica para comprenderla mejor y empezar a aplicarla en nuestras relaciones personales. Sin embargo, a modo de breve síntesis, podría afirmar que aquellas personas que consciente o inconscientemente se identifican con un determinado elemento, invariablemente se sentirán atraídas por las cualidades de su elemento opuesto, y dependiendo del nivel de consciencia de los involucrados, cuando se activen los conflictos que dicha combinación de opuestos manifiesta, la inicial atracción se puede convertir en un intenso rechazo de esas cualidades. La dinámica que es necesario entender, es que las naturalezas de los elementos opuestos (fuego-tierra o aire-agua) se necesitan mutuamente, por eso se atraen tanto, porque cada uno es el elemento débil (astrología) o la función inferior (psicología) del otro y mientras las personas no entiendan esto y no desarrollen en sí mismos esa cualidad débil, continuarán atrayendo a su vida parejas que expresan esa parte que le falta completar en sí mismos. Ejemplos inconfundibles hay varios, como la típica pareja donde uno es el práctico, responsable, organizado y confiable en todo sentido (tierra) y el otro es el idealista, despistado, alegre, con grandes sueños en su mente y con una inquebrantable fe en algo superior (fuego), y lo que generalmente vemos es que constantemente ambos critican o desvalorizan las cualidades del otro porque les cuesta ver el valor de esa forma de ser y sólo entienden la vida desde su propio punto de vista. Esta es la dinámica propia de los elementos fuego y tierra. La función que rechazan es débil en ellos, por eso la atraen a su vida a través de su pareja, pero en vez de desatenderla cuando no la entienden, les convendría ver que es justamente el tipo de energía que les falta desarrollar en sí mismos.

Otro ejemplo igualmente típico, es esa pareja donde uno es el intelectual, lógico, objetivo e interesado en aplicar la racionalidad a las cosas (aire), y el otro es el emocional, sensible, afable y que necesita constantemente recibir y expresar afecto (agua), en este caso sucede lo mismo, ambos critican o desestiman las necesidades del otro y mutuamente se consideran o fríos e insensibles o demasiado susceptibles y sentimentales… ¿no les parecen familiares estas parejas? En este caso, esta es la dinámica que se activa entre los elementos de aire y agua.

Todo lo expuesto en este escrito no afecta en nada a las otras combinaciones de elementos como fuego-aire o tierra-agua que, de hecho, son más armoniosas, fluidas y crean relaciones equilibradas sin mucho esfuerzo, ni qué decir de las parejas que pertenecen al mismo elemento. En realidad este capítulo intenta explicar el motivo astrológico por el que esas combinaciones en particular, vale decir, fuego-tierra y aire-agua, presentan tan intensas atracciones y conflictos, porque ambos pares de elementos no aprecian las cualidades de su opuesto, y con ello, lamentablemente a la persona que las expresa. Ahora paso a detallar ambos pares de opuestos, sin embargo, vuelvo a recordar que estas descripciones son generalizaciones que sólo sirven de guía.

Primer par de elementos opuestos:

ELEMENTO FUEGO

ELEMENTO TIERRA

El elemento fuego es cálido, vivaz, egocéntrico y afortunado, comparten vitalidad, espontaneidad y cierta insensibilidad porque son como niños de corazón con una confianza casi infantil en la vida inclinándose a vivir en un mundo de fantasía. Este elemento corresponde a la función intuitivaen psicología a la que le interesa el futuro, su potencial inagotable y el significado de las cosas, lo que les facilita llegar a conclusiones de manera intuitiva y a tener “corazonadas” que, aunque chocan con los hechos, suelen ser de una gran precisión.En este caso, la función psíquica inferiores la sensorial (tierra), justamente la que tiene relación con el mundo de las formas y los límites físicos, de modo que fuego tiende a reprimir su percepción directa de los objetos y de las personas para captar sólo lo esencial de una situación, por lo que el mundo lo frustra y lo hace tropezar constantemente, porque le exige tomar en cuenta estructuras rígidas como reglamentos, leyes, impuestos, cuentas, comer, vestirse, etc., y habitualmente no puede salir de casa sin olvidarse de algo importante. Estas experiencias le dan la sensación de que la sociedad está en su contra o que denigra lo que él ofrece, sin embargo, son sus propios sentidos inconscientes los que están en contra de él y lo obstaculizan hasta cuando los aprenda a reconocer, aceptar y respetar. El elemento tierra es práctico, eficiente, estable, realista, sensual y lleno de sentido común, organizado, afecto al dinero, a la seguridad y al estatus y equivale a la función sensorialque se ocupa de “la realidad física” lo que lo capacita para crear orden desde el caos. Esta función o elemento se siente cómodo con su cuerpo, expresa sus deseos físicos y se sabe manejar con el dinero y las responsabilidades con asombrosa facilidad, pero este elemento puede mostrarse estrecho de mente, dogmático, extremamente posesivo y tender a menospreciar experiencias más sutiles y complejas a través de la actitud de “si no lo veo, no existe”.En este caso, la función inferior es la intuición(fuego), por lo que posee un sentido intuitivo bastante rudimentario, es decir, no llega a captar las conexiones entre los hechos y se le escapa el significado profundo de su propia vida, viviendo sin hacer mucho por llenar el hueco que hay en su interior y que clama por algún sentido de finalidad o propósito. Se puede afirmar que tierra no sabe ser niño, no sabe jugar y se muestra como viejo desde muy joven y no acepta nada que no pueda ser respaldado por el testimonio de sus sentidos. En este sentido, su peor debilidad es su falta de visión que puede terminar sofocando no sólo a otros sino aplastando su propia creatividad por insistir sólo en lo práctico y lo útil.

Segundo par de elementos opuestos:

ELEMENTO AIRE

ELEMENTO AGUA

El elemento aire es comunicativo, impersonal, interesado en el mundo de las ideas y apegado a la racionalidad y el uso de la inteligencia, de mente desarrollada con sentido de la justicia, evaluación imparcial de las situaciones, tranquila objetividad y carácter sociable, culto y refinado. Estos signos relacionan sus experiencias vitales con algún marco ideológico preconcebido para estructurar y analizar racionalmente los hechos el cual buscan en libros, enseñanzas y conversaciones con otros, pero esta búsqueda de una pauta lógica subyacente revela su función inferior, el sentimiento (agua), lo que implica que el mundo del intercambio sentimental personal es su mayor problema, porque los sentimientos no pueden ser clasificados, analizados ni acomodados dentro de ninguna clase de marco. Aire trata a los sentimientos como una especie de sombría bestia que a veces se les escapa por descuido, pero a menos que aprenda algo sobre sus propios sentimientos y cultive una mínima capacidad para relacionarse con los demás en un nivel emocional, este elemento puede permanecer irremediablemente ciego para los valores del sentimiento y ser capaz, sin intensión alguna, de ser bastante cruel con los sentimientos ajenos porque no los entiende y le incomodan. Para el elemento aguanada es más importante que las relaciones personales y los valores humanos, los sentimientos son su aliento vital, que abarca la totalidad del espectro desde lo más luminoso a lo más oscuro. Estos signos son sensibles a la atmósfera que los rodea, sutiles, encantadores y penetrantes, capaces de entender intuitivamente lo que los demás necesitan, poseedores de un corazón tierno bajo su caparazón, son emocionalmente dependientes y tienden a vivir a través de otros, lo que puede volverse en su contra porque terminan sofocando al ser amado.Los problemas del agua es que su función inferiores la pensante (aire), es decir, tiene un problema con la razón, y sus opiniones, ideas, juicios o críticas generalmente son infantiles o carentes de objetividad, digamos que más bien emocionales, le cuesta entender que fuera del mundo de los sentimientos hay otro mundo exterior que también requiere energía y atención, y a pesar de su sensibilidad al dolor ajeno, le cuesta entender que la gente piense y tenga valores diferentes, y con su abrumadora solicitud por apoyarlos, termina sofocándolos y creando la distancia que intentaba evitar. Si estos dos elementos, agua y aire, pudieran evitar el desatenderse mutuamente, podrían aprender mucho del otro sobre su propia vida inconsciente.

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