Mitología, astrología y psicología (parte I)
Un enfoque psicológico de los signos zodiacales (Aries a Cáncer)
Índice del Artículo
A continuación presento una breve síntesis de la perspectiva psicológica que Liz Greene nos expone sobre los signos del zodiaco en su libro Astrología y Destino publicado en 1990 y que, por supuesto, recomiendo con entusiasmo a todos quienes deseen adquirir un enriquecedor y profundo enfoque sobre los signos y aprender a penetrar en su simbología psicológica. Debido a la penetración que este capítulo pretende aportar, el resumen de este análisis psicológico aparecerá dividida en capítulos, con el objeto de dar al lector tiempo para considerar y comparar con todas las personas que conoce las explicaciones que se ofrecen. Pero antes de entrar en materia, partamos por comprender mejor lo que Liz Greene nos dice de la mitología, la psicología y la astrología, lo que tienen en común y cómo entender sus asociaciones, entendiendo siempre que hay más de un mito relacionado a cada signo.
Para comenzar, la palabra griega “mythos” tiene dos significados: 1) historia y 2) esquema o plan. La universalidad de los motivos míticos revela un plan subyacente o un patrón determinado de desarrollo, propio del psiquismo humano. De este modo, se entiende que la vida de una persona tiene una intensión y que su carta natal es un esquema o plan de su vida. Los mitos reflejan patrones humanos universales, mientras que la carta natal refleja el patrón individual. La astrología está fusionada con los diferentes mitos a través de los signos y los planetas. Signos, planetas y mitos se entrecruzan, porque se agrupan en torno a imágenes y temas arquetípicos, y en términos generales, el desarrollo de la totalidad de la vida puede ser representado y entendido por los relatos del ciclo completo que va de Aries a Piscis.
Los temas míticos nos ayudan a profundizar nuestra comprensión de los signos astrológicos y reconocer la simbología imaginaria que utiliza el inconsciente para comunicarnos su vida interna de un modo que, de otra forma, sería inaccesible desde el enfoque más racional o práctico del individuo común. Jung descubrió que los mitos representan imágenes que emergen espontáneamente del inconsciente y que son patrones universales de desarrollo propios de la vida y la naturaleza humana, es decir, un auto retrato creativo de nuestra psique que describe su propia evolución y misión. Desde este enfoque, los signos son algo mucho más profundo que simples guías conductuales o una simple lista de cualidades y habilidades. Son un esquema, un plan que puede asociarse con una historia, un patrón de desarrollo o un tema arquetípico. Los mitos, los signos y los planetas son atemporales y simbólicos y se pueden reconocer en cualquier situación personal. Cada signo se asocia a diferentes representaciones míticas que personifican un relato, el cual configura el patrón individual de desarrollo para la persona perteneciente a ese signo. Este patrón es experimentado como destino, porque la historia esquemática la acompaña desde el nacimiento y sólo espera el momento para manifestarse en experiencias (tránsitos), decisiones conscientes o percepciones, descubriendo así el designio de nuestra propia alma. Cada signo (como los mitos asociados a él) tiene sus propios conflictos, ambivalencias, dualidades, motivos, errores, anhelos, luchas y resoluciones que, en la vida de la persona, se activan con los tránsitos y las progresiones. Los signos representan el viaje mítico del héroe o la heroína (la persona) y su descripción, es decir, el relato del mito, nos describe un tipo de héroe y una determinada llamada, nos da una pista o una puerta hacia su destino.
ARIES
RESUMEN DEL MITO
Jasón es el legítimo heredero de Yolco, pero un malvado tío usurpa el poder y hace que su vida corra peligro, de modo que secretamente fue enviado al prudente Quirón, junto a quien crece aprendiendo las artes de la guerra. Cuando alcanza la adultez, Jasón regresa a Yolco dispuesto a reclamar su herencia. En el camino, mientras ayuda a una anciana a cruzar un río (que era Hera disfrazada), pierde una sandalia. Por su parte, el malvado tío, es advertido por un oráculo que desconfiara del hombre que portara una sola sandalia. Cuando ambos se encuentran, Pelías lo reconoce como legítimo heredero, pero finge, y lo envía a recuperar el Vellocino de Oro con la excusa de dar descanso al espíritu de su ancestro Frixo, con la oculta esperanza de que muriera en el intento. Así, Jasón reúne a la famosa tripulación de los argonautas y realiza su viaje atravesando muchos peligros, pero siempre es ayudado por los dioses Atenea, Poseidón y Hera. Cuando llega a Cólquida, con la ayuda de Medea, sacerdotisa, maga e hija del rey Eetes, mata al dragón, coge el Vellocino y regresa a Yoclo deshaciéndose de su tío y tomando el poder. Una vez en Yoclo, Jasón se cansa de Medea y termina la relación comenzando a cortejar a la hija del rey de Corintio. Medea responde asesinando a la nueva novia de Jasón y al hijo de ambos y huye dejándole una maldición. A partir de ese momento Jasón declina progresivamente, muriendo por un golpe en la cabeza envejecido e impotente.
SIMBOLISMO DEL MITO
La búsqueda de Jasón refleja el patrón de Aries: la muerte del Viejo Padre y la búsqueda de la identidad espiritual individual. Este mito lo asocia con la típica búsqueda del héroe, donde la herencia al trono usurpado y una infancia llena de peligros, son pautas arquetípicas propias del proceso de convertirse en el individuo que es. El impulso a involucrarse en situaciones de riesgo para probar su valor es propio de Aries, y el Vellocino representa los valores espirituales individuales e internos que debe alcanzar o desarrollar. Muchos Aries suelen sufrir alejamientos y soportar problemas a consecuencia de un padre personal que se muestra demasiado crítico, dominante o represivo con respecto a su “herencia natural” o los bloquean al punto de impedirles su expresión creativa independiente. Más tarde en la vida, este Padre Terrible puede aparecer en forma de superiores, entidades o como un rival por un amante u objetivo deseado. Para las mujeres de Aries, esta dinámica es igualmente válida, pero en su caso, para vivirla, muchas veces inconscientemente eligen al marido por su parecido con el Padre Terrible, quien asume el rol de impedir la expresión de su vida independiente. En términos generales, es habitual el enfrentamiento con reyes (autoridades) destructivas, lo que simboliza su batalla arquetípica con el Padre Terrible. El padre acostumbra presentarse en la forma de una energía de fuego cuya cólera y envidia desafía al joven en crecimiento (al héroe). Estas figuras de autoridad y los padres representan a la ley y el orden, y son transmisores de los más altos valores de la civilización que llevan al desarrollo de la “consciencia”. Aries, como primer signo del zodiaco y del nuevo ciclo que encabeza, es el quebrantador de la antigua ley, es enemigo natural del viejo sistema de reglas y consciencia existente, llevándolo necesariamente a entrar en conflicto con los padres o cualquier autoridad en su vida. El “rey malo” o la figura paterna personal, que simboliza al viejo sistema de gobernar, presiona al héroe (a Aries) para que enfrente al monstruo, es decir, a sus propias pasiones instintivas y destructivas internas, con la esperanza de destruirlo, es decir, con la expectativa de que no se fortalezca ni derribe su autoridad. Sin embargo, el mito explica que con la ayuda de figuras femeninas divinas, consigue vencer al monstruo. Estas figuras femeninas representan el ánima o el inconsciente del mismo individuo disfrazado de novia o ayudante, porque, en su camino de toma de consciencia, el ego individual necesita la colaboración de su propio inconsciente para desarrollarse y llegar a ser quien es. Finalmente, el interés del héroe por cortejar a la hija de otro rey (el de Corintio) representa la tendencia de Aries a no valorar lo que ya tiene y a querer más y más, ese es su error innato, es su pecado en el mito, y si no toma consciencia de esa dinámica, dicha insatisfacción amenaza con hacer fracasar su crecimiento individual y malograr todo el trabajo realizado.
TAURO
RESUMEN DEL MITO
El rey Minos es hijo de Europa y Zeus, y rey de Creta, desde donde ejerce su poder sobre todas las islas griegas y parte del continente. Siendo joven, lucha por el trono con sus hermanos, vence y confirma su proclamación por derecho divino. Para lograrlo, ruega a Poseidón que, a modo de señal, le mande un toro desde el mar, prometiendo que lo sacrificaría inmediatamente como ofrenda y símbolo de sumisión. Poseidón accede y pronto aparece un hermoso toro blanco y Minos asume el trono, pero al contemplar la majestuosidad del animal, considera la conveniencia de tener un toro de esas características en su rebaño y decide sustituirlo por otro, el mejor toro blanco que poseía, para ofrecerlo en el altar de Poseidón. A Poseidón no le gusta en absoluto esta sustitución y se venga insinuándole a Afrodita que le inspire a Pasifae, esposa de Minos, una pasión ingobernable por el toro. A continuación, Pasifae pide a un artesano hacer una reproducción en madera de una vaca para poder unirse sexualmente al toro. De esta unión nace el Minotauro. Minos, aterrorizado y avergonzado, ordenó construir un laberinto para esconder a la horrenda bestia que alimentaba con grupos de jóvenes y doncellas. Teseo, un joven valiente y hermoso, ayudado por la hija de Minos, Adriana, logra entrar al laberinto, matar al monstruo y volver a salir de él siguiendo el hilo que le había entregado.
SIMBOLISMO DEL MITO
El toro no es un animal violento y está asociado con la fertilidad terrestre, pero sólo se mueve siguiendo sus caprichos y deseos, lo que puede provocar destrucción si se le permite ir a su antojo. El desafío de Tauro es llegar a un punto de equilibrio con la permanente relación que existe entre el ego y los instintos, que es el problema central de su patrón de desarrollo. El sacrificio del toro en el mito está relacionado con la sumisión del individuo a un poder mayor, comprendiendo y aceptando que el poder del toro no es “suyo” sino que debe dirigirlo hacia objetivos transpersonales. En este caso, el principal error del mito lo comete el propio Minos, desde el momento que decide no sacrificar al toro como correspondía y realiza el engaño intercambiándolo por otro. El sacrificio del toro simbolizaba su sumisión generosa y absoluta a las funciones de su rol como rey, mientras que la acción de quedarse con el toro representa seguir el impulso del auto engrandecimiento egocéntrico convirtiéndose en un poderoso tirano. La no realización del rito acordado supone que el individuo se margina de su unidad con el Uno Superior y se concentra en su propio beneficio, en vez de gobernar para el bien de los demás. Se vuelve en el acaparador del beneficio general, el codicioso que sólo se preocupa por él y lo suyo. Este “monstruo-tirano” es un reto para Tauro y parte de su patrón arquetípico. Es su lado oscuro con el que, tarde o temprano, se debe enfrentar. La habilidad para aumentar sus riquezas y el poder es un don propio de este signo, pero su punto débil es su relación con el dios que lo hizo posible. Tauro debe saber reconocer a qué dios sirve, a la deidad que lo beneficia o a sí mismo. Así, la pasión de Minos por el toro sagrado desencadena una serie de hechos que terminan con el nacimiento del Minotauro, quien representa el cáncer que roe al reino de Tauro desde el interior. La decisión de Minos de recluir al monstruo en el laberinto representa el primer impulso de muchos Tauro por reprimir sus potentes pasiones y codicia obsesiva refugiándose en el intelecto, lo que no es una buena solución, porque pueden terminar encarcelados en su inconsciente intentando poseer, sin darse cuenta ni reconocerlo, lo que no es suyo para su propio beneficio con adversos resultados al final. Teseo, Minos y el Minotauro están estrechamente vinculados porque representan distintos aspectos del mismo núcleo arquetípico. Minos es quien comente la falta, el Minotauro es el producto de ese error y Teseo es quien debe redimir al rey.
GÉMINIS
RESUMEN DEL MITO
Cástor y Pólux son hijos de Zeus y Leda, esposa del rey Tíndaro. Zeus la seduce disfrazándose de cisne y como resultado de su unión surgieron dos huevos. De un huevo nacen Cástor y Clitemnestra (hijos del rey Tíndaro) y del otro Pólux y Helena (hijos de Zeus). Es decir, hay dos pares de gemelos, uno masculino y otro femenino, Cástor y Pólux, llamados hijos de Dios, y Clitemnestra y Helena, mortales. La mitad de cada par es mortal y la otra, inmortal. Según el mito, Cástor y Pólux pelean contra otro par de gemelos y Cástor, que era mortal, muere en la batalla. El dolor y la pena llevan a Pólux a implorar a su padre Zeus que le devolviera la vida o que aceptara la suya a cambio. Zeus conmovido, se compadece de los hermanos y permite que gocen alternativamente los dones de la vida pasando un día bajo la tierra en el reino de Hades y el siguiente día en el Olimpo.
SIMBOLISMO DEL MITO
La dinámica esencial de Géminis hace referencia al arquetípico enfrentamiento con el hermano oscuro o diferente. Este mito no sólo encarna el tema de la hostilidad entre hermanos sino el tema de la alma gemela hermano-hermana. Los gemelos de este mito simbolizan una experiencia cíclica de opuestos, ya que cuando son mortales deben probar la muerte y la oscuridad, y cuando son divinos, comparten los placeres de los dioses. Así, Géminis tradicionalmente oscila entre la exaltación y la depresión. El tema de los “gemelos” está asociado a una dualidad de opuestos en donde un gemelo aparece como dios y el otro como diablo, uno personifica la luz y el otro la oscuridad sintetizando el motivo arquetípico de este signo. Esta dinámica es observable también en el mito de Rómulo y Remo, en donde Remo es el gemelo oscuro que muere intentando matar a su hermano luminoso, Rómulo. Este par de fuerzas, oscuridad y luz, representa un profundo dilema humano conocido en psicología como “la sombra” o el enemigo interno. Otras figuras asociadas con esta dinámica son Jesús y Judas o Caín y Abel. Desde el punto de vista de Géminis, la vida está poblada de opuestos, y así como en el mito, Cástor y Pólux, pasan la mitad de su tiempo en el inframundo y la otra en el Olimpo, Géminis también, en determinados momentos de su vida, sólo percibe el lado bueno o el malo de la vida. El destino lo lleva a una inevitable lucha con su opuesto oscuro que es experimentado a través de otros, sobre todo en las relaciones con los hermanos, en donde uno es el “bueno”, hace cosas aceptables y es a quien los padres aman, y el otro es el “malo”, porque realiza acciones inaceptables y es aquel sobre quien se proyectan las sombras de toda la familia. Desafortunadamente, estas situaciones, aunque instintivas, le dificultan a Géminis descubrir al enemigo interno y la lucha de opuestos que hay en su interior. El concepto del gemelo encierra un tipo de equilibrio o balance interdependiente que, sin no es bien comprendida, puede llevar a una oposición u hostilidad creciente. Inicialmente, Géminis tiende a proyectar en el exterior, sobre alguien o algo del ambiente, estos conflictos, pero lentamente, al entrar en colisión con su opuesto empieza a descubrir que se trata de sí mismo, aunque este entendimiento no suele ocurrir antes de la segunda mitad de la vida. La batalla de Géminis con su hermano oscuro puede variar, y tener lugar entre los aspectos masculino y femenino, los valores intelectuales y emocionales, los objetivos espirituales y materiales o entre cualidades negativas y positivas. Su desafío es encontrar una forma de reconciliar estos principios en pugna y entender que puede alcanzar cierto grado de equilibrio. Por eso, cuando Géminis no puede confrontar su contradicción interna, ésta suele terminar proyectada sobre hermanos, amigos, parejas o sobre un hijo del mismo sexo, obligándolos a representar su propio lado “oscuro”, ya que mientras no se cuestione su problemática, ésta aparecerá en algún lugar del exterior. Es decir que los conflictos entre hermanos(as), la envidia entre amigos(as) y los conflictos con rivales son manifestaciones externas de temas que le cuesta ver como una disputa entre aspectos de sí mismo.
CÁNCER
RESUMEN DEL MITO
Aquiles es hijo de Tetis, diosa del mar, y su padre es un mortal llamado Peleo. Tetis protege a su hijo de la guerra de Troya disfrazándolo de mujer. Tetis tiene siete hijos con Peleo, pero su naturaleza matriarcal no le permitía soportar la idea de que eran hijos mortales condenados a morir, de modo que quema la carne mortal de seis de ellos para que ascendieran al Olimpo y ocuparan un lugar entre los dioses. Peleo, ultrajado por la destrucción de sus hijos, consigue rescatar a Aquiles, antes de que sufriera la misma suerte que sus hermanos, sujetándole de los talones (los que permanecieron mortales). Otras versiones del mito sugieren que fue la misma Tetis quien sumerge a su hijo en el Estige para hacerle inmortal, olvidando hacer lo mismo con los talones por los que lo estaba sujetando. De este modo, las Parcas estaban indecisas sobre su destino final y no sabían si darle más opciones que al resto de la gente, porque a Aquiles le habían profetizado que, o bien moriría joven y alcanzaría la gloria, o bien viviría mucho tiempo una vida oscura. El mismo Aquiles optó por la primera alternativa.
SIMBOLISMO DEL MITO
En este mito, el odio de Hera hacia Hércules representa la cólera de la madre contra el joven importuno que amenaza su posición. En Cáncer existe este aspecto oscuro trabajando en el plano emocional. Las vidas de los Cáncer suelen estar marcadas por las consecuencias profundas de la batalla que llevan a cabo para liberarse a sí mismos del poder de la Madre. El símbolo del Cangrejo representa al Cáncer tradicional para quien la maternidad lo significa todo y el padre sólo aporta la semilla. Los elementos más regresivos de este signo sugieren una oposición a las necesidades de consciencia y libertad de elección del ego de la misma manera que (Tetis) la Terrible Madre arquetípica prefiere luchar e incluso destruir al hijo antes que permitirle escapar de su dominio manteniendo el control de la naciente individualidad. La lucha arquetípica de Cáncer por liberarse del poder de la Madre pone en peligro la propia vida y quizá suponga su muerte en algunos niveles para alcanzar la libertad en otros. Ante las alternativas que las Parcas tenían para Aquiles, él opta por una vida “corta pero con gloria” lo que representa la trascendental importancia del proceso de liberarse de la Madre, o de morir en el intento, si es necesario, para lograr desarrollarse como individuo y expresar todo el potencial que tiene para realizar. La manera que tiene Cáncer, y el dominio de la Madre, de enfrentar cualquier conflicto de este tipo, suele ser socavando la estabilidad y seguridad del oponente. Su pauta de conducta opera de tal forma que, mientras parece estar dando afecto y soporte, mina secretamente la seguridad del otro. Este es el lado oscuro del signo, independientemente de su sexo. Como arquetipo, Cáncer representa la unión de los opuestos de lo masculino y femenino, es decir, el Mundo de los Padres en eterna unidad. Simboliza al elemento creativo primordial que se fecunda continuamente, y este impulso lo proyecta de manera natural sobre la madre personal tanto si la influencia de la madre es poderosa como si no lo es. El clásico “complejo materno” de Cáncer representa el primer paso en su búsqueda gradual de una fuente interna que le permita “cuidar” de él mismo eliminando su miedo y su sensación de aislamiento. La mujer Cáncer busca a esta Madre-Padre en sus relaciones o bien intenta convertirse en ella, a través de la maternidad. Aunque dolorosa, la experiencia de sentirse contrariados en su infancia, para muchos Cáncer adquiere un significado más profundo y beneficioso, al darle la oportunidad de convertirse ellos mismos en el recipiente interno de este patrón arquetípico que le permitirá contactar con su propia dualidad Madre-Padre. También refleja el inmenso potencial creativo de este signo, porque se mueve en el dominio de las imágenes informes del inconsciente que el artista crea o hace nacer. De hecho, su tendencia a “dar a luz” hace referencia a las imágenes del reino fluido del inconsciente y de las emociones arcaicas, creando a través de un hijo corpóreo o en forma de creación artística como respuesta a su impulso instintivo “dador de vida”. La dinámica del mito de Tetis y Aquiles se expresa en la típica proyección de una madre sobre un hijo querido favorito de quien se espera que alcance las “alturas olímpicas”, aunque la individualidad del hijo se destruya en el proceso. Esta tendencia también puede observarse en sus impulsos creativos, cuando no permite que salga de él nada que no sea considerado divino.