¿Qué es un viaje interior?
Un camino que nos lleva a encontrarnos con nosotros mismos
Cuando uno piensa en viajar, lo primero que se viene a la mente es la idea de trasladarnos a otro país, recorrer largas distancias, explorar nuevos lugares, conocer distintas culturas y experimentar interesantes aventuras. Pero, ¿cómo se puede hacer todo eso en nuestro interior? Es una idea un tanto extraña, pero posible.
A lo largo de nuestra vida, pasamos por distintas etapas, y en cada una vivimos experiencias que nos enseñan, nos hacen madurar y crecer como individuos, eso es fácil de reconocer. Sin embargo, existe una verdad en esto que muchas veces pasamos por alto, y es que en ese permanente aprendizaje estamos constantemente “viajando” dentro de nosotros mismos, porque las experiencias que vivimos y las lecciones que aprendemos se dan en los distintos planos que conforman nuestra realidad interna o psíquica, vale decir, en los planos emocional, mental, físico y espiritual, porque todos vibramos en estos cuatro planos. Cada situación que nos toca vivir nos ubica en un plano de experiencia distinto. Nos formamos al vivir experiencias relacionadas con los sentimientos, otras veces conectadas con nuestra filosofía de vida, también a través de situaciones donde debemos aplicar nuestras capacidades físicas o habilidades mentales, y así sucesivamente, y cada experiencia nos lleva de un plano a otro forzándonos a “viajar” y movernos constantemente dentro de estos aspectos internos.
Todos conocemos la importancia que tuvo el intrincado sistema de caminos que la Roma antigua implementó para expandirse y lo efectivo que fue para mantenerla como imperio durante muchos siglos. Así también debemos mirar los aprendizajes de nuestra vida y la forma cómo nos llevan constantemente a movernos dentro de nosotros mismos, nuestros “viajes interiores” y lo dinámicos que pueden ser, ya que en un momento podemos estar experimentando una vivencia en el plano emocional, para luego estar aprendiendo algo sobre el plano espiritual o fortaleciendo lecciones en el plano material. Lo importante de todo esto, son esos caminos que debemos crear y mantener en buen estado para que nuestros viajes interiores, de un plano a otro, sean lo más fluidos y provechosos posible. El objetivo final es nuestra integración, nuestra capacidad para mantenernos conectados internamente y completos como individuos al desarrollar nuestra facultad para vincular todas estas experiencias hasta convertirnos en la persona plena que estamos llamados a ser.
Por lo tanto, volvamos a considerar la idea de lo que es viajar, y veremos que en nuestro interior siempre nos estamos trasladando de un país a otro (de un plano a otro), que a veces nos demoramos en esos lugares (el tiempo que cada aprendizaje nos toma) y que exploramos distintas culturas (cada plano tiene sus propios valores y virtudes). Finalmente estos viajes son interesantes aventuras, porque ¿qué aventura puede llegar a ser más fascinante que descubrirnos a nosotros mismos y convertirnos en aquello que podemos ser desarrollando todo nuestro potencial?
Un viaje interior es un viaje introvertido, es una exploración hacia lo interno, es una intro-versión, es decir, volvernos nuestra mirada hacia dentro, para ver y reconocer lo que llevamos dentro, y desde ahí, revelar quiénes somos realmente.
Para el momento en que decidimos iniciar ese viaje a nuestro interior, afortunadamente contamos con guías, mapas o cartas de navegación escritas en símbolos o representaciones que nos ayudan a avanzar con seguridad al poder advertirnos con anticipación qué situaciones nos podemos encontrar a la vuelta de la esquina o qué herramientas nos conviene llevar en la mochila para la travesía. Cuando sentimos que ya estamos preparados para emprender ese viaje, contamos con toda la ayuda que se pueda necesitar, sólo hace falta reconocer que está ahí para nosotros y aprender cómo aplicarla.